LMC

Te vi parado, con miedo, casi susurrando.

Después, ¡feliz!, tu pequeña victoria.

Tan breve.

Cierro los ojos y

vuelvo a verte, así.

Es que las imágenes no mueren,

no pueden morir:

sólo nacen.

Como las almas.

Como tu sonrisa,

en lo que tiene de imagen.

Como tus ojos:

mirada siempre abierta y limpia.

No dejes nunca de buscarme

con esa mirada.

(Que la imagen de tu mirada tenga un espejo fiel en la realidad).

Del Viso, 13 de noviembre de 2005

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